lunes, 31 de enero de 2011

Todos los intentos fallidos perdieron su razón de ser, todos los pedazos de mierda creciendo en mi, sin mi permiso se fueron al piso, ya no valía la pena botar mi conciencia a la basura; era hora de sacar los conejos del trasero y saltar con los ojos de para arriba, el corazón lleno de mantequilla y cables oxidados

Preparándome para perderlo nuevamente en los saltos perdidos hacia ti.

No estaba pensando cuando te encontré, cuando te mordí hasta terminar de acabar tu oreja podrida no lo pensé mi estomago empezó a rechazarte, a vomitarte en mi interior, no estaba listo ni para nada interesado; necesitaba algo de puré para pasar las tardes y no cuestionar el origen de la podredumbre que esta empezando a habitarlo. No estaba pensando como iba a afectar el color de mi sangre ni siquiera en su sabor grueso y pasado pero brillante, no pensé en el estado en el que iba a dejar todo mi cuerpo, morado y blando, listo para ser recogido con pala y clavado a una pared. Cuando por fin decidí pensar en la oreja que estaba acabando con mi cuerpo la busque con mi mano engrasada y delgada, no fue fácil encontrarla, salió luchando y escupiendo a su alrededor; me miro con sed venganza con su cuerpo negro y desgarrado, era libre de agarrarme y destruirme. No lo pensé solo Salí corriendo extrañando cada batalla y sufrimiento a ojo cerrado y con la garantía de sangre y mantequilla derramados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario