lunes, 31 de enero de 2011

Pase todas la paginas buscando encontrar respuesta o al menos la formula para descubrir vampiros con velas encendidas y ensalada de ajo , pero solo encontré la receta para destruir a los hombres peludos; hay que cortarles la cola y salir corriendo, mi cacería empezó un poco lenta, llena de ajo y dedos quemados, pero al fin lo encontré estaba escondido en la azotea de mi edificio tomando tequila y café, esperando a la muerte a caballo o al menos en un vehículo decente, tenía la mirada perdida y algo enloquecida, apenas me vio trato de hacer funcionar su capa y salir volando de ahí, pero el olor a ajo y a sangre fresca no lo dejaban mover, me miro a los ojos por cinco minutos sin pestañear sin moverse, por momentos pensaba que estaba muriendo y poco a poco abandonando su cuerpo, pero lo único que estaba haciendo era tratando de adivinar mi próximo movimiento estaba tratando de matarme sin tener que mover un diente, la muerte paso saludo y se llevo con ella todos mis dientes y mis ganas de tomar cuanta leche podrida encontrara en mi camino

Todos los intentos fallidos perdieron su razón de ser, todos los pedazos de mierda creciendo en mi, sin mi permiso se fueron al piso, ya no valía la pena botar mi conciencia a la basura; era hora de sacar los conejos del trasero y saltar con los ojos de para arriba, el corazón lleno de mantequilla y cables oxidados

Preparándome para perderlo nuevamente en los saltos perdidos hacia ti.

No estaba pensando cuando te encontré, cuando te mordí hasta terminar de acabar tu oreja podrida no lo pensé mi estomago empezó a rechazarte, a vomitarte en mi interior, no estaba listo ni para nada interesado; necesitaba algo de puré para pasar las tardes y no cuestionar el origen de la podredumbre que esta empezando a habitarlo. No estaba pensando como iba a afectar el color de mi sangre ni siquiera en su sabor grueso y pasado pero brillante, no pensé en el estado en el que iba a dejar todo mi cuerpo, morado y blando, listo para ser recogido con pala y clavado a una pared. Cuando por fin decidí pensar en la oreja que estaba acabando con mi cuerpo la busque con mi mano engrasada y delgada, no fue fácil encontrarla, salió luchando y escupiendo a su alrededor; me miro con sed venganza con su cuerpo negro y desgarrado, era libre de agarrarme y destruirme. No lo pensé solo Salí corriendo extrañando cada batalla y sufrimiento a ojo cerrado y con la garantía de sangre y mantequilla derramados.

Continúe parte del camino con los ojos vendados y las manos atadas a mi cabeza, continúe el camino hundiendo mis pies en las partes húmedas del recorrido, hundiendo mis rodillas y perdiendo el control de mis dedos, cuando logre recuperar todo mi cuerpo, di un salto hacia al vacio y las partes secas de mi cerebro entraron por mi nariz y destruyeron todo lo que encontraron por su camino dándome la posibilidad de romper a patadas mi cuerpo, de vomitar toda mi sangre halando cada uno de mis órganos antes de que pierdan suavidad y antes de que se estrellen contra el suelo y pierdan sus funciones; aterrice con la sangre en mi cabeza, brotando como agua podrida en un sanitario viejo, todo era rojo , azul fresco y mal oliente a la vez, pero mi cuerpo era otro, estaba todo revuelto; fuera de lugar ,sin funcionar pero en el fondo todo estaba vacío, limpio y con la sensación que nuevamente iba a volar con los colores al revés y el estomago libre de parásitos.

martes, 14 de diciembre de 2010

Lleva escondida por la mayoría de tiempo que lleva viva, lleva los ojos llenos de sangre desde el primer día que los abrió; hasta ahora no ha conocido ninguna rana que se atreva a volar; no ha conocido el primer helado que no se rompa su interior tratando de encontrar la persona que lo ha estado matando a mordiscos , lleva escondida en el interior de una madeja de lana, la lleva ensuciando y llenando de sangre desde el día que nació, no le interesa conocer sus partes ni la parte trasera de su cabeza, lleva mucho tiempo perdiendo fuerza haciendo bolas de lana hechas solamente para volar sobre nubes de agua en las noches cuando las ratas salen en busca de novias que cazar.

Lleva escondida por la mayoría de tiempo que lleva viva, lleva los ojos llenos de sangre desde el primer día que los abrió; hasta ahora no ha conocido ninguna rana que se atreva a volar; no ha conocido el primer helado que no se rompa su interior tratando de encontrar la persona que lo ha estado matando a mordiscos , lleva escondida en el interior de una madeja de lana, la lleva ensuciando y llenando de sangre desde el día que nació, no le interesa conocer sus partes ni la parte trasera de su cabeza, lleva mucho tiempo perdiendo fuerza haciendo bolas de lanas hechas solamente para volar sobre nubes de agua en las noches cuando las ratas salen en busca de novias que cazar.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Punto de partida

Poderse comunicar con las demás personas y ser comprendido es difícil; en espacial para mí, no logro decir lo que siento y pienso en el momento correcto. Con la escritura logro liberar mi inconsciente, lo pongo a trabajar, y con un proceso de análisis logro entender lo que siento, logro saber qué significa para mi vida. Soy una persona completamente visual y empleo la fotografía para comunicar mi visión de las cosas. Es así como este proyecto toma como punto de partida algunos de mis problemas de comunicación, para traducirlos en una propuesta visual y de este modo encontrar una forma de abrirme a los demás con un lenguaje propio.


El segundo intento que realicé fue en la materia Dirección de Arte, en esta oportunidad obtuve mejores resultados por los distintos métodos de investigación para la creación del personaje que se exigía en el ejercicio, en los que se incluía una caracterización detallada del personaje. Para ello me basé en el siguiente texto:

“No resistí la tentación de cortarte a pedazos, de sacarte tu jugo de tomate de la nevera, de bañarme con él, de comerme tus caramelos escondidos en el baño, metidos en el alcohol que cura mi piel y envenena mis oídos. No pude sacarte de la bañera, ya era demasiado tarde, tu nariz se llenó de jabón, ya no podías respirar, me miraste por última vez y me llevaste contigo”[1].


[1] Lina Díaz, 2010.